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martes, 24 de abril de 2018

MAPOMA y los "Maranonianos de dos ventipico" (y maratonianas de dos cuarentapico)


Mucho más que un número
 Este pasado domingo ha tenido lugar una de las maratones más representativas de nuestra geografía como es la Maratón Popular de Madrid (MAPOMA). Prueba pionera en muchos sentidos y, para los más nostálgicos, venida a menos. A pesar de ser un éxito en número de participantes, la prueba ha experimentado un descenso en nivel de marcas. La orografía capitalina, junto con la fama que maratones con circuitos más "rápidos" van cobrando, hace que un número importante de atletas se decante por otras ciudades para correr. 


Pero leyendo comentarios de quienes sienten esta maratón como suya, es la comercialización de la prueba lo que le ha hecho perder ese encanto para muchos madrileños que, a pesar de su dureza, la preparaban todos los años. Estamos experimentando una época de auge del deporte popular, del "Running", deporte que, como hemos comentado varias veces, comparte solo ciertas cosas con el atletismo... pero eso es otro debate. 
En el caso de la maratón de Madrid, vemos como ha pasado de un "simple" MAPOMA, a llenarse de apellidos... "EDP Rock and Roll Marathon World Series Huawei de Madrid"... seguro me dejo algo o incluso he añadido algo que no existe... pero a la vista (aunque exagerado) queda como ejemplo gráfico.

Es una realidad que el deporte de correr está cambiando y que el auge del running está teniendo sus efectos en el atletismo, pero sobretodo en el márketing que le rodea. Podremos cada cuál establecer hasta dónde es bueno o malo, y por supuesto habrá multitud de puntos de vista y todos respetables. 

Me gustaría, desde este humilde espacio, contribuir con la aportación de mi compañero y gran aficionado Miguel del Pozo Álvarez, quién realizaba una gran reflexión que me gustaría compartir, la figura del maratoniano de dos ventipico (y de la maratoniana de dos cuarentapico que, aunque no este citada directamente, también está presente): 


"El maratoniano de dos veintipico no es profesional, tiene sus obligaciones laborales y personales, pero entrena y se cuida casi como si lo fuese, porque de otro modo no podría tener ese nivel. Pagándose su fisio, su entrenador, sus zapatillas y sus inscripciones.
El maratoniano de dos veintipico abundaba por nuestras ciudades y pueblos en los años ochenta. Las condiciones para correr eran peores, los medios también, y el reconocimiento social era casi nulo. No eran conscientes de que eran especiales porque eran muchos, y la cantidad a menudo no permite valorar la calidad. 
Ahora que corre muchísima más gente que antes, el maratoniano de dos veintipico es algo exótico. Pero ya no solo es que haya menos en porcentaje, es que hay menos en términos absolutos.
La razón realmente no la sé, igual es que nos hemos acomodado los de la nueva generación. Porque además, la mayoría de los maratonianos de dos veintipico crecieron viendo correr a los maratonianos de dos veintipico de los años ochenta. Es decir, son ya veteranos de más de cuarenta años.
La estrategia comercial de los megamaratones modernos no ayuda, eso está claro. A los organizadores les interesa contratar atletas de elite para ganar prestigio por sus grandes marcas, y les interesa vender que el maratón es algo muy popular, que puede hacer hasta alguien que hace un año no corría ni para cruzar el semáforo, para llegar a las nosecuantas mil inscripciones.
Y el maratoniano de dos veintipico es el agujero del donut. Y desde que los de elite salen unos minutos antes, más aún. Sabe que va a participar en un maratón de nosecuantas mil personas, pero que probablemente le toque comerse la mayoría de sus "dos veintipico" corriendo solo. Pensadlo, no suena muy tentador.
En Madrid, por su altitud y su orografía, los maratonianos de dos veintipico pasan a ser generalmente maratonianos de dos treinta y poco. Pero el resto de condiciones son las mismas. Antes podían engancharse a las mujeres de elite, pero lo dicho, ahora ellas salen antes, y que por cierto a ellas a menudo también les toca correr más solas que la una.
Y por eso quiero hacer mi particular homenaje a Juanjo Crespo, el maratoniano de dos veintipico que ganó ayer en Madrid con dos treinta y poco. Podría dedicarse a participar en la Carrera de Chichinabo, darse un paseo, llevarse una copa, sufrir menos, y recibir más aplausos. Pero no, decidió meterse en este fregao sabiendo perfectamente lo que hay. O quizá no todo lo que hay, pensándolo bien.
Foto de Juanjo Crespo. Fuente @palabraderunner (https://www.facebook.com/palabraderunner)
 Y por supuesto, quiero también otorgar el mismo reconocimiento a otros dos maratonianos de mi club, también de ese selecto grupo de veteranos de dos veintipico o dos treinta y poco, que se metieron en el mismo embolao, y que por lesiones no tuvieron suerte en la carrera, Manuel Griñán y Carlos Manuel Chacon Rifon."

Hubo otros tiempos en Maratón...

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